Como ya sabréis la mayoría, la polémica entre las autoridades norteamericanas y Apple está a la orden del día, ya que ha provocado un gran revuelo al entrar en juego la privacidad de sus usuarios. El FBI pretende acceder a los datos del iPhone de uno de los supuestos autores del tiroteo de California y, por este motivo, el gobierno de EEUU solicita a Apple un cambio en el diseño de sus dispositivos para así poder acceder a los datos personales de sus usuarios.
El consejero delegado de Apple -Tim Cook- se opone rotundamente a la petición de hackear los usuarios, pues lo considera un peligro y una amenaza a la seguridad de sus clientes. Tras el crimen, ayudaron encantados al FBI a resolver parte de las cuestiones, pero llegados a este punto, no contemplan la posibilidad de seguir adelante a costa de vulnerar la privacidad.
Recientemente, un juez federal determinó que el gobierno no puede obligar a Apple a llevar a cabo tal acción, basándose en la interpretación de una ley que se remonta a 227 años atrás, y que no es posible invocarla.
Incluso Bill Gates, uno de los más acérrimos competidores de Apple, opina que “debe haber un equilibrio entre las necesidades de los investigadores y los derechos individuales”. Según su criterio, en casos justificados (situaciones criminales como en el caso de la situación actual), el gobierno tendría que poder acceder a determinados sistemas cifrados –siempre bajo estricto control- para facilitar las tareas de resolución del caso, pero sin tener acceso abierto fuera de estas situaciones.
Difícil pues encontrar un equilibrio y definir esa línea delgada que separa los derechos individuales fundamentales y las necesidades de los investigadores en casos extremos. Los servicios masivos y de Big Data siempre estarán más expuestos a intervenciones de este tipo. Por ello a nivel profesional es importante escoger proveedores que trabajen con sistemas privados como hace el Zen Server 3.0 de Cozentic.
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